«Un Barco no es solo una cubierta, una quilla y un montón de velas: lo que es una nave. Lo que La Perla Negra representa, es la Libertad«. (Jack Sparrow, Piratas del Caribe)
Futbolista inglés de ascendencia jamaicana nacido en el norte de Londres, que ocupaba la posición de delantero. Se caracterizaba por su extraordinaria velocidad y una habilidad para el desborde que le permitía jugar por ambas bandas. Cunningham fue el primer jugador de raza negra en participar con la selección absoluta de Inglaterra en una competición oficial, cuando todavía en los años 70 la multirracialidad era una promesa (hoy una tercera parte de los profesionales pertenecen a etnias minoritarias); además de ser el primero de esa nacionalidad en vestir la camiseta del Real Madrid C.F.
Debuta con 18 años en el Leyton Orient F.C. (Football League One) de su ciudad natal, después de ser rechazado por el Arsenal F.C., jugando ahí entre los años 1974 y 1977, a las órdenes primero de Johnny Giles y después de Ron Atkinson. Cuando en 1978 el entrenador ficha por el West Bromwich Albion F.C., este se lo lleva a la Premier League y lo asocia con otros jugadores de color: el delantero Cyrille Regis (Guayana Francesa) y el lateral derecho Brendon Batson (Granada). El trío era apodado como «The Three Degrees», en referencia a un legendario grupo femenino de música soul y disco de Filadelfia, muy famosas en la época.
Cunningham, Batson y Regis junto al trío The Three Degrees. (1978)
Estos 2 años que pasa en West Bromwich lo sitúan como una promesa, que se terminará confirmando a nivel europeo en la eliminatoria de octavos de final de la Copa de la UEFA de 1978. Disputada frente al Valencia C.F. de Mario Kempes, y después de un empate a uno en Mestalla (22 nov 1978) logrado con un gol de Cunningham, ganaban 2 a 0 en su estadio The Hawthorns (6 dic 1978) y se clasificaban para los cuartos de final. Llevaban 9 años sin pisar una competición europea.
El Real Madrid se fijaría en el jugador y no dejaría escapar su fichaje, cerrándolo por 195 millones de pesetas, el segundo traspaso más caro en la historia del fútbol inglés de la época. Se convertía en el jugador mejor pagado de la Liga por entonces, debutando y jugando de nuevo frente al Valencia a las órdenes de Vujadin Boskov. Pero su adaptación al País y a la competición fue más complicada de lo que su entorno y la afición esperaban. Su actuación más destacada y recordada la firmaría en el Camp Nou, venciendo a domicilio (febrero de 1980) por 0 a 2, con un Laurie espectacular y que saldría ovacionado del campo del eterno rival.
A pesar de ganar la Liga y la Copa en su primera temporada (1979-80) y ser el tercer máximo goleador del equipo, su carrera en el Real Madrid se acabaría estancando. Primero, empezó por quebrarse casi definitivamente tras un pisotón que recibe en un encuentro frente al Betis, que le produce la rotura del dedo gordo del pie. Jugó hasta diciembre de 1981 infiltrado, cuando fue operado de la lesión. Aunque después el jugador su recuperación la «prolongaría» en las discotecas de la Capital luciendo escayola, siendo pillado en una de estas ocasiones y sancionado por el Club. Al mismo tiempo, y pese a su juventud, su carrera internacional se terminaría pronto (con solo 6 convocatorias internacionales) perdiendo su lugar en la selección inglesa, entonces dirigida por Ron Greenwood.
Cunningham en un encuentro frente al Barça
Junto a un encadenamiento de lesiones y recuperaciones todavía le quedaba un trágico y último revés que a la postre resultaría decisivo, precipitando la que sería su última temporada en el Real Madrid (1982-83). En julio de 1982 eran asesinadas en un piso del norte de Londres, su cuñada Norma Richard (compañera de su hermano Kaith Cunningham) y dos de las hijas de la pareja (Samantha y Syreeta). Este duro golpe, marcaría el devenir del 11 del equipo blanco, que ya no volvería a ser el mismo. Iniciaba otra de sus extraordinarias galopadas pero esta vez hacia su precipitada salida del Club de Chamartín, con el que había disputado hasta entonces 66 encuentros y marcado 20 goles.
Jugando en el Sporting, y después de una gran actuación frente al Atlético de Luis Aragonés, el ABC publicó esta desafortunada viñeta.
Su siguiente paso es la vuelta a Inglaterra con una corta cesión hacia el Manchester United F.C., pero para esa temporada de 1983-84 ya estaba de vuelta en España en las filas del Real Sporting de Gijón compartiendo vestuario con históricos del club rojiblanco como Maceda, Rivero, Eloy o Joaquín. El «peregrinaje» en el que se había envuelto no terminaría ahí, recayendo a la temporada siguiente en el Olympique de Marsella (84-85), Leicester City F.C. (85-86), Rayo Vallecano (86-87), Royal Charleroi S.C. (87), Wimbledon F.C. (88) donde ganaría la FA Cup al Liverpool y de nuevo al Rayo Vallecano (en 2ª División, temporada: 88-89). Con los franjirrojos, y a pesar de su discreta temporada, logra el ascenso a la 1ª División y empieza a encarrilar su vida. Espera un hijo de su compañera y a sus 33 años empieza a plantearse su futuro después de retirarse de los terrenos de juego .
Vehículo de Laurie accidentado
Hasta el fatídico 15 de julio de 1989. La tarde anterior especulaba con un amigo (Mark Caswell Latty) la apertura de un nuevo restaurante (punto no confirmado por la familia) y esa noche la pasan en Madrid. Juntos, a primeras horas del día 15 abandonan una discoteca para acercarse a una pizzería en el Seat Ibiza dorado de Laurie. A las 6:45 de la madrugada, a la altura de Pozuelo de Alarcón, el coche conducido por el jugador choca contra una farola y vuelca. No llevaba el cinturón de seguridad puesto y su cuerpo sale despedido varios metros del vehículo. Su amigo, que apenas sufre lesiones, se recupera pronto en el hospital para desaparecer para siempre, mientras Cunningham firmaba en esa curva su paso a la historia del fútbol.
Dieciséis años después Mark Latty fallecía también en un accidente de moto en Honduras, a altas horas de la madrugada y en circunstancias muy parecidas a las sufridas por Laurie.
La Perla Negra (The Big Unicorn) se hundía en mayo de 2014 en aguas de las Antillas, frente a la costa de San Vicente de las Granadinas.
El aficionado detrás de la Capucha Roja 