La Era de los Impresionistas (I): “San Marco” van Basten

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Abril 1982. Debut con el Ajax

«La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Y tú has brillado con muchísima intensidad, Roy». (Tyrell, Blade Runner)

Hay jugadores, que al margen de los grandes equipos donde jugaron, brillaron con luz propia en contraste con otras figuras de la época. Considerado como uno de los mejores delanteros de la historia y el 2° mejor futbolista holandés – por detrás de Johan Cruyff –, van Basten marcó una era por la forma de entender su posición. Su lugar en el terreno de juego más habitual era la de delantero, como único punta o acompañado, aunque llegó a jugar de mediapunta. Fiable, veloz, ágil, con un fuerte remate en ambas piernas o de cabeza y su impresionante golpeo de volea, lo convirtieron en un extraordinario goleador – 299 goles en 426 partidos entre clubes y selección –. Aunque se retiró en 1995, había dejado de jugar en 1993 sin llegar a cumplir los 30, pasando por unos años de puro suplicio tras una grave lesión de tobillo. Como le ocurrió a otros genios, su brillante luz se consumiría antes de tiempo: “El dolor dominaba mi vida; pasaba de mi tobillo a todo mi cuerpo. Mientras existe la esperanza de poder recuperarse, uno acepta todo tipo de torturas, pero después de tantos tratamientos y experimentos médicos me dí cuenta de que me hallaba en un callejón sin salida”. (FIFA Magacine).

febrero 1988

Febrero 1988. Johan Cruyff y Marco van Basten

Jugó en los equipos de su ciudad natal, el UVV Utrecht hasta la temporada 1979/80 y la siguiente se cambió al USV Elinkwijk. En su primer equipo como profesional, firmó para el Ajax Amsterdam holandés en la temporada 81-82, debutando en abril de este último año contra el NEC (Nijmegen Eendracht Combinatie) al que marcó un gol. En la siguiente temporada anotaría 9 goles en 20 encuentros, compitiendo por un puesto con el delantero Wim Kieft, de la extraordinaria generación de jugadores holandeses de los 80 – junto a Frank Rijkaard, Ruud Gullit, Gerald Vanenburg y John Van ‘t Schip –. Este último acabaría siendo su segundo, cuando Marco entrenó a la Oranje. Finalmente el delantero de Utrecht consolidaría su puesto con los de Ámsterdam y con ellos ganaría: 3 ligas (en las temporadas de 1981/82, 82/83, y 84/85), 3 copas (83, 86 y 87) y la Recopa europea en 1987. Se convertiría además en el máximo goleador de la liga durante cuatro temporadas con Johan Cruyff como técnico: desde la de 1983-84 a la de 1986-87, anotando 117 goles en 112 partidos con un récord en la de 1985-86, cuando anotó 37 goles en 26 partidos y logró la Bota de Oro y la Copa neerlandesa. Unos años atrás, El Flaco ya había anunciado: “Observad a este muchacho, es el nuevo Johan Cruyff”.

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Octubre 1983

En ese año de 1987 llegó la única transferencia que tuvo en toda su carrera por 2,5 millones de dólares. Silvio Berlusconi había adquirido el AC Milan un año antes e iniciaba un recambio porque quería cortar con un largo periodo para el equipo sin Scudettos, incluido su paso por la Serie B. Tras ver un vídeo del jugador, necesitó muy poco tiempo para descartar el fichaje del delantero galés del Liverpool Ian Rush – que acabaría fichando por la Juventus –, para firmar al joven talento holandés. Le acompañaría Ruud Gullit y un año después Frank Rijkaard, completando el trío neerlandés de una plantilla con otros jugadores – algunos ya míticos – como Franco Baresi (cuyo nº 6 fue retirado), el incombustible Paolo Maldini, el duro Mauro Tassotti, Alessandro Costacurta, Roberto Donadoni y el también recién fichado para el centro del campo procedente de la Roma, Carlo Ancelotti. Por entonces los entrenaría “un tal” Arrigo Sacchi procedente del Parma, que estuvo cerca de la destitución en su primer año (1987) con su reciclada filosofía del fútbol total y jugadores polivalentes, aunque no acababa de ser asimilada por sus jugadores: la presión del conjunto ocupando los espacios del campo en bloque y la maestría en el manejo del fuera de juego, necesitaba de un engranaje perfecto entre todas las piezas.

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AC Milan de Arrigo Sacchi

En semejante compañía y con ese impresionante despliegue táctico colectivo, Marco encontraría poco a poco su hábitat natural. Jugaría sus primeros encuentros con el equipo rossonero en la liguilla de primera ronda en la Copa italiana, participando en solo 11 encuentros de la Serie A, con un conjunto que conquistaría después de 8 años el Scudetto. En la temporada siguiente, la 88/89, Van Basten anotaría 19 goles en esa Serie A y dos en la final de la antigua Copa de Europa, disputada en el Camp Nou contra el Steaua Bucarest, al que ganarían por un contundente 4 a 0. En semifinales eliminarían al Real Madrid de Leo Beenhakker y la mítica «Quinta del Buitre», a los que tras empatar a 1 en el Santiago Bernabéu, les endosaron un 5 a 0 en San Siro. Sus brillantes actuaciones serían premiadas con su primer Balón de Oro.

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La temporada 89/90 se le daría todavía mejor, convirtiéndose en el capocannoniere como líder goleador de la Serie A con 19 tantos por delante del Pelusa. Aunque esos goles no le sirviesen para ganar el Scudetto, que se lo llevaría por segunda vez el Nápoles de Maradona – en una disputa con ellos hasta la última jornada – ni tampoco la Copa italiana, que perderían en la final frente a la Juventus, si revalidaron la Copa de Europa con un solitario gol de Frank Rijkaard durante la prórroga en el Estadio Ernst Happel de Viena, jugando esta final contra el SL Benfica. Durante la siguiente temporada 90/91, sería la Sampdoria la que obtendría su primer y único Scudetto con Gianluca Vialli de ariete y que convirtió otros 19 tantos, conquistando el cetro de máximo goleador. Los problemas en el Milan se manifestaron en una pelea entre el delantero y el técnico, que sería destituido haciéndose con el cargo Fabio Capello. El General ya pertenecía al cuerpo técnico y cogería por primera vez las riendas de un equipo para ganar invicto logra otro Scudetto. En esa campaña del 91/92 Marco anotaría 25 goles en la Liga, cifra que hoy puede parecer hasta ridícula viendo los números anotadores de algunos (2) jugadores, pero en aquellos tiempos y con aquellas defensas eran todo un logro.

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Noviembre 1990

Así recuperaría el premio de capocannoniere, y ese Milan de Capello ampliaría hasta la siguiente campaña su récord de 58 partidos sin conocer la derrota, con un van Basten pletórico en la primera parte de la temporada. Además de la Liga, en agosto del 92 ganarían la Supercopa italiana contra el Parma con un gol suyo, y en noviembre se convertiría en el primer jugador en marcar 4 goles en un encuentro de la Copa de Europa contra el IFK Gotemburgo en San Siro. Sería elegido de nuevo para el primer puesto en el trofeo Balón de Oro, igualando con 3 premios a Johan Cruyff y Michel Platini. Casi nada… Pero su lesión de tobillo se volvería a reproducir en un partido contra el AC Ancona. Ésta lo llevaría a pasar por el quirófano al día siguiente de recoger su Balon de Oro en Saint Moritz, regresando 5 meses después a los terrenos de juego para los últimos encuentros de la temporada 92/93, y solo para disputar la final del la Champions frente al Olympique de Marsella en el Estadio Olímpico de Múnich. Al final perderían el encuentro por 1 a 0, con un Van Basten que jugaba infiltrado por los dolores que sufría.

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Noviembre 1987. Cenando después de su primera cirugía de tobillo

Apenas estuvo 20 minutos sobre el césped, para retirarse lesionado y no volver jamás. En diciembre de ese mismo año y por consejo de su amigo Johan Cruyff acudió a la clínica del traumatólogo Antonio Viladot. El delantero quería apurar todas, y en definitiva sus últimas posibilidades de estar a punto para el Mundial de EE.UU. al año siguiente. Además la selección holandesa, con Dick Advocaat de entrenador, le ofreció una plaza en el equipo, aunque al final el Milan le prohibiría participar. Con el Milan conseguiría 11 títulos: 3 ligas (87/88, 91/92, y 92/93), 2 Supercopas italianas (1988 y 1992), 2 Copas de Campeones de Europa (88/89 y 89/90), 2 Copas Intercontinentales (1989 y 1990), y 2 Supercopas Europeas (1989 y 1990). Después de 4 operaciones quirúrgicas y 2 años sin jugar un solo partido, en 1995 daría una rueda de prensa para despedirse, en la que dijo que no volvería a jugar porque con el dolor le era insoportable e imposible entrenar. El doctor suizo que lo trató, Rene Marti, comentó: «Marco siempre ha jugado al fútbol como una bailarina, como un Nureyev con un cuerpo colosal pero con un tobillo que no puede con la presión». Su «tobillo» de Aquiles.

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Dolor. Dibujo (lápiz y tinta sobre papel) realizado por van Gogh en 1882